Fuente: Banco Mundial
En el Banco Mundial nos ha quedado claro, desde hace algún tiempo, que ampliar el uso de los servicios financieros digitales apoya el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. En nuestra labor con los países en desarrollo de todo el mundo, hemos observado que
Cuando el mundo afronta la crisis de la COVID-19 (coronavirus), nuevo informe (i), que se publicó esta semana, explicamos de qué manera obtener acceso a servicios financieros básicos —tales como cuentas de transacciones, crédito, productos de ahorro y seguros— ayuda a los pobres a aumentar sus ingresos y su resiliencia. En el caso de las mujeres, tener la capacidad de enviar y recibir pagos, ahorrar y obtener créditos para ampliar sus negocios puede resultar transformador.
En unObtener acceso a servicios financieros básicos —tales como cuentas de transacciones, crédito, productos de ahorro y seguros— ayuda a los pobres a aumentar sus ingresos y su resiliencia.
Las tecnologías digitales permiten llevar estos servicios a personas que no tienen acceso a ellos, y estas representan casi dos tercios de los adultos en el mundo en desarrollo. La tecnología está bajando los costos al maximizar las economías de escala. Además, está aumentando la velocidad, la seguridad y la transparencia de las transacciones y permitiendo el desarrollo de productos financieros sostenibles adaptados a las necesidades de las personas con ingresos muy bajos e irregulares. Adicionalmente, está eliminando obstáculos para proporcionar servicios financieros, como la falta de identificación y de ingresos formales, y la distancia geográfica.
El dinero móvil ha aprovechado la alta penetración de los teléfonos móviles en muchos países en desarrollo para ofrecer una “primera ola” de servicios financieros digitales.
África al sur del Sahara se ha convertido en un líder en el área del dinero móvil; más de una quinta parte de la población adulta posee una cuenta de dinero móvil. En esta región se ha demostrado que las cuentas de dinero móvil pueden proporcionar una base para servicios financieros más complejos, como los préstamos y los seguros digitales. Las grandes plataformas de comercio electrónico y empresas operadoras de telecomunicaciones han aprovechado la capacidad de las finanzas digitales para facilitar los pagos con el fin de ofrecer servicios como préstamos, seguros y pago por consumo de energía solar.África al sur del Sahara se ha convertido en un líder en el área del dinero móvil; más de una quinta parte de la población adulta posee una cuenta de dinero móvil.
Por ejemplo, Pula, una empresa de microseguros de cuatro años de antigüedad con sede en Nairobi (Kenya), brinda protección a las personas de bajos ingresos, incluidos 1,7 millones de pequeños agricultores en 10 países africanos e India. Utiliza datos satelitales y otros tipos de datos, combinados con inteligencia artificial, para fijar el precio de las indemnizaciones de riesgo de base estimadas en primas y determinar si se ha producido un evento asegurado. El novedoso modelo de negocios de Pula incluye diseñar y vender seguros basados en índices relacionados con fenómenos meteorológicos y seguros basados en índices del rendimiento en la forma de paquetes, con la póliza de seguros incorporada en el precio de la semilla, el fertilizante o el crédito. Esto evita la necesidad de resolver las reclamaciones físicamente con un liquidador que realiza una visita sobre el terreno tradicional. Los pagos se realizan vía textos.
En Oriente Medio, los organismos humanitarios están trabajando con IrisGuard, una empresa tecnológica anglo-jordana y cliente de la Corporación Financiera Internacional (IFC), para usar su software de escaneo de iris y su plataforma financiera con el fin de autentificar las identidades de los refugiados en Egipto, Iraq, Jordania, Líbano y Siria. Esta tecnología permite a los refugiados recibir alimentos, asistencia en efectivo, tratamiento médico y remesas, con un menor nivel de riesgo de corrupción y robo de identidad, y con redes más confiables.
La actual pandemia de COVID-19 ha hecho más urgente el uso de servicios financieros digitales.
La actual pandemia de COVID-19 ha hecho más urgente el uso de servicios financieros digitales para mantener el funcionamiento de los sistemas financieros y proteger a las personas durante este tiempo de distanciamiento social, caída de la demanda, reducción de la oferta de insumos y condiciones de crédito más estrictas.
Además, permiten a las personas transferir fondos —incluidas remesas transfronterizas— y pagar facturas desde su hogar, o en un mercado o tienda, sin tener contacto físico.Pero el potencial es mucho mayor que lo que se ha logrado.
Los factores esenciales para acelerar este desarrollo son:- Invertir en los requisitos previos para el desarrollo de servicios financieros digitales, como la infraestructura de banda ancha móvil (especialmente en zonas remotas), y el desarrollo de redes de agentes que satisfagan la necesidad de las personas de cobrar y retirar efectivo.
- Ampliar la identificación digital, incluidos los sistemas biométricos.
- Expandir las interfaces de programación de aplicaciones abiertas; si están disponibles públicamente, los desarrolladores pueden acceder a software patentado para que las nuevas aplicaciones se puedan comunicar e interactuar entre sí.
- Tener marcos legales y regulatorios que permitan a la mayoría de las personas beneficiarse de los servicios financieros digitales y garantizar un ecosistema competitivo; en estos casos, una consideración importante es si se les permitirá a las entidades no bancarias tener acceso a la infraestructura de pago nacional y a emitir dinero electrónico, y cómo hacerlo.
- Permitir el acceso a las plataformas de datos gubernamentales.
Además de estos factores que facilitan los servicios financieros digitales, es importante gestionar los riesgos. Los registros de información de los servicios financieros digitales pueden exponer a los usuarios a una divulgación no autorizada, un uso indebido de los datos personales y actos de discriminación.
Son necesarios programas de alfabetización financiera para garantizar que los nuevos usuarios de servicios financieros no sean víctimas de sobreendeudamiento o de préstamos abusivos, y que terminen en una peor situación.Un beneficio a corto plazo invaluable es acelerar la solución de la emergencia sanitaria, apoyar la recuperación económica y respaldar el retorno al crecimiento económico. A largo plazo, se espera que el mayor acceso a los servicios financieros digitales contribuya de manera importante al desarrollo económico y a poner fin a la pobreza.